“No quiero saber nada,
ni de esa luz incierta que retrocede vaga,
ni de esa nube limpia con perfiles de cuento.
...
No saber, no soñar,
pero inventarlo todo”.
Ernestina de Champourcín
El dejó que ella se sintiera como un arco iris,/para deslizarse por su cuerpo, cada día./Cada color de la escala cromática/era una dimensión de los aspectos /que unían la intelectualidad /de aquella relación inventada.
Volvía a besarla como si cada jornada/fuera el último día de septiembre,/antes de que otra arruga surcase su rostro,/de que otra estría se dibujase en sus caderas,/de que otro depósito de grasa acampase para siempre/en el regazo de su vientre.
Recorría su cuerpo con su voz,/con su aliento, con sus ideas y sus risas,/volvía a cubrirla de nuevo,/mirándose en el espejo,/para que al despertar,/negasen siempre el encuentro/y descubrieran que no todo fue un sueño.
Volvía a besarla como si cada jornada/fuera el último día de septiembre,/antes de que otra arruga surcase su rostro,/de que otra estría se dibujase en sus caderas,/de que otro depósito de grasa acampase para siempre/en el regazo de su vientre.
Recorría su cuerpo con su voz,/con su aliento, con sus ideas y sus risas,/volvía a cubrirla de nuevo,/mirándose en el espejo,/para que al despertar,/negasen siempre el encuentro/y descubrieran que no todo fue un sueño.
De: Blanca Flores
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